martes, 9 de junio de 2015

PRÓLOGO

"Era un planeta cruel y despiadado, lleno de seres monstruosos que dominaban los mares y la tierra, sus cuerpos armados con mortales modificaciones corporales se enfrentaban entre si en la lucha por territorio y alimento. Sus cerebros programados para depredar a otras especies hacían de este lugar un campo de batalla constante, ni la noche ni la luz del día hacían sucumbir su sed de sangre."

Desde arriba observaban el planeta Tierra, un oasis en medio de un sistema solar inerte, un lugar con algo en común que ellos poseían, un planeta con ese soplo divino fruto de una inexplicable fuente creadora... un planeta Vivo.

Pero ellos más que nadie sabían que las leyes forjadoras del universo son contrarias: La Nada que prevalecía al inicio se convierte en lo único que existe y de esta forma pasa a ser un todo, en esta transformación de la nada surge una explosión que la destruye dando como resultado planetas, estrellas y basura producto de la creación. La muerte de la energía creadora dió como resultado el nacimiento de la vida, ésta se repartió por varios sistemas solares en diferentes galaxias.

Ahora ante sus ojos está aquel tesoro en bruto, el planeta vivo...

Algún día descendieron a la Tierra, aislaron un lugar cerca de una gran montaña que contenía una zona boscosa y un gran lago , luego capturaron las especies más pequeñas que se escabullían por entre madrigueras o por las cortezas de los árboles y las encerraron allí. En el lago introdujeron algunas de las especies acuáticas y parte de unas criaturas que compartían estar entre el agua y la tierra, allí estaban miles de seres fuera del peligro de los grandes y monstruosos depredadores.

Luego ascendieron y desde arriba vieron que había llegado la hora de la segunda fase, este sería el día de probar un arma devastadora, la cual le cambiaría el curso a este pequeño y joven planeta. Ascendieron fuera de la órbita y descargaron su arma... toda la vida fuera del área aislada desapareció para siempre.

La tierra se fragmentó y se desplazaron las partes por todo el globo terráqueo, la luz del sol fue bloqueada por una gran nube de polvo, el centro de la tierra se expandió dando como resultado la erupción de volcanes, el planeta vivo en afán por sobrevivir se divide por mitosis dando como resultado  el nacimiento de su hija: Luna

Este nuevo hallazgo los dejo atónitos y perplejos, Luna era igual a Tierra en muchos aspectos, la conformaba un inmenso océano, volcanes y áreas desprovistas de agua, además tenía la energía formadora de vida.

Al pasar los días se dieron cuenta que las condiciones del planeta afectaban las especies del área aislada, sobre todo las plantas que necesitaban del sol para la fotosíntesis. Algunas especies animales estaban acostumbrados a vivir dentro de madrigueras lejos de la luz del sol pero otras no pudieron adaptarse y murieron. En pocos meses la proximidad de Luna y su energía gravitacional hizo que corrientes de aire disiparan las nubes de polvo fuera de la atmósfera, permitiendo la entrada de rayos solares, mejorando las condiciones de aquellas especies que habían sobrevivido.

Allí dentro, en el área delimitada por un gran escudo traslúcido, observaron el comportamiento de cada especie capturada, identificando una en especial por su capacidad para interactuar con el medio, la forma en que resolvía problemas y su fácil adaptación al cambio. Decidieron que así sería, una de cientos de especies fue la elegida, los individuos de esta especie que no sumaban cien fueron la muestra para uno de los experimentos más ambiciosos de la historia del planeta...En ese momento liberaron las demás para que volvieran a poblar la tierra y los mares.

Estaban allí reunidos acicalándose entre sí, eran muy unidos y en pocos años habían construido una compleja ruta de túneles; sus extremidades  eran prensiles, es decir que podían sujetar cosas y esto hacía que se les facilitara cavar y en algunos casos usar piedras para cubrir los accesos que comunicaban con el exterior.

No tuvieron depredadores, así que las nuevas generaciones, más osadas, se aventuraron fuera de las madrigueras, con el tiempo prefirieron estar cerca de las fuentes de alimento, los árboles. Fue entonces cuando decidieron liberar a aquellos individuos que preferían el mundo subterráneo. Estos seres de los árboles habían cambiado muy rápido un comportamiento de supervivencia que había mantenido la especie a salvo por millones de años, solo por el hecho de sentirse cómodos en un nuevo hábitat.

Una mañana los atraparon a todos, hembras y machos por igual, los dividieron en grupos aislados y comenzaron las pruebas, primero comenzaron a analizar la organización de los grupos, la distribución de los roles y la jerarquía establecida entre machos y entre hembras.

Una prueba fué hacer llover durante varios días consecutivos, se dieron cuenta que los grupos al principio reaccionaron igual, luego cada grupo fue resolviendo el problema de distintas formas, dependiendo del líder.

Unos intentaron volver a las madrigueras, pero éstas estaban inundadas, otros buscaron refugio en troncos viejos pero la humedad y el moho que allí crecía causó problemas respiratorios, otros se quedaron inmóviles bajo la lluvia y en la segunda semana murieron, otros se frustraron tanto que terminaron atacando a sus subalternos, sólo un grupo se estableció bajo una gran planta de hojas anchas que les servía de refugio, luego aprendieron a cortar la hoja desde la base  y sujetándola con su boca podían ir en busca de alimento sin mojarse. Este comportamiento les llamó la atención, tanto que decidieron dejar este líder y sus hijos como únicos machos, las hembras del grupo y las hembras que lograron sobrevivir de otros grupos... y liberar los demás.

Fueron muchas las pruebas realizadas, en diferentes tiempos y con diferentes individuos. Aquel líder escogido ya era viejo y sus nietos eran quienes dirigían nuevos clanes.

Ellos habían agotado las pruebas para esta especie y decidieron dar el paso decisivo; tomaron las células reproductivas de los machos y de las hembras, modificaron su estructura para hacerla compatible con la información genética de sus células reproductivas, por primera vez dos especies de dos mundos lejanos comparten su genoma para dar paso a un nuevo ser: El HOMO